Arquitectura Naval

Arquitectura Naval

miércoles, 31 de mayo de 2023

El mascarón de proa significado y evolución

 


El mascarón dorado de proa zoomórfico del buque francés Le Sans Pareil. El modelo fue realizado por José Luis Tuset.

Uno de los elementos más fascinantes de un gran velero de madera es el mascarón de proa. La figura, colocada en el extremo, queda fijada sólidamente en el vértice anterior del tajamar. Los orígenes de este componente se pierden en los tiempos más remotos de la historia naval. Numerosas representaciones de embarcaciones constatan, ya en la Antigüedad, la presencia de decoraciones antropomórficas o zoomórficas, como enormes ojos pintados en cada uno de los lados de la proa. 
En civilizaciones ajenas a las tradiciones grecorromanas o mediterráneas se encuentran costumbres similares; basta pensar en las esbeltas embarcaciones de los vikingos con cabezas de dragón, entre otros temas, como ornamento de sus proas. De hecho, el mascarón está ligado al mundo de la superstición, como señal de buen augurio. Se puede decir que representa la propia alma de la embarcación. Esta figura era un elemento especifico de cada buque; no había normas al respecto y cada uno tenía su propia figura. Era frecuente que se bautizaran los buques con nombres mitológicos o de personajes históricos, y que el mascarón de proa representara a la persona o dios elegido. Entre las fuentes de inspiración para la escultura destacaban la mitología y el Olimpo pagano, pero tampoco faltaban las figuras históricas, heráldicas, zoomórficas, fantásticas, épicas o literarias.
Los buques de mayor envergadura se decoraban con mascarones extremadamente elaborados, que podían encarnar una escena completa. Un bellísimo ejemplo es el buque inglés Royal William, cuyo mascarón de proa representa a Aquiles a caballo arrastrando el cuerpo de Héctor, muerto en combate frente a los muros de Troya.


lunes, 29 de mayo de 2023

Las curvas del beque y otros elementos de la plataforma para el mascarón de proa



Vista frontal del Victory, el glorioso buque almirante de Horatio Nelson, conservado en el Arsenal Histórico de Portsmouth, en Gran Bretaña. Se aprecia como la estructura formada por las serretas se conjugan con el beque del buque en la proa del casco.

La estructura que se prolongaba más allá del codaste (límite anterior del casco) se componía de numerosos elementos, caracterizados por una elaboración compleja y por sus líneas predominantemente curvas. Entre estos componentes, los más vistosos eran los horizontales, que unían el beque a la proa del buque y estaban situados en varias líneas de longitud decreciente, de arriba hacia abajo.
La curva del beque (nombre que se da a este elemento singular) era una tira de madera larga y curvada, frecuentemente dorada y muy ornamentada. Estas piezas eran colocadas con la ayuda de elementos más pequeños, dispuestos en vertical, llamados serretas (ver Imagen 29). El conjunto, aunque no desempeñaba funciones estructurales, tenía suficiente robustez para permitir en el espacio que restaba libre entre la proa del casco, las curvas superiores y el beque la instalación de una base: la plataforma para el mascarón de proa.

La plataforma del mascarón de proa

Servía de espacio para las maniobras, pero la plataforma también era una zona de paso para la tripulación (aquí se situaban las letrinas de los marineros). Se utilizaba especialmente para la maniobra de las velas de la proa (el bauprés atravesaba la plataforma) y para las operaciones del pescante del ancla, que estaba montado en diagonal a la plataforma.
En la parte anterior. un mamparo marcaba el límite de la cubierta del castillo. Allí se encontraban los accesos a la plataforma, las aperturas para los cañones de caza (los cañones que disparaban hacia adelante) y las instalaciones sanitarias de los oficiales (en un lugar muy resguardado y reservado, en comparación con las de la tripulación, que estaban completamente expuestas; Ver Imágenes 30 y 31). El diseño de estos elementos no se alteró de manera significativa entre mediados del siglo XVII e inicios del siglo XIX, manteniendo sustancialmente su estructura. Tan solo evolucionaron los aspectos formales y estéticos, más por causa de los diversos estilos de cada país que por verdaderas diferencias funcionales. La riqueza ornamental de toda la sección y la complejidad de la construcción hacen del conjunto de proa, incluso hoy en día, una de las áreas más bellas e interesantes del buque.


Imagen 29


Imagen 30


Imagen 31





miércoles, 24 de mayo de 2023

Del espolón al beque funciones y evolución

 


Modelo de arsenal del buque francés L´Ambitieux del siglo XVIII, obra de Denis Désormière, en el que resulta evidente la estructura del beque.

Hasta inicios del siglo XIX la parte delantera de los buques de guerra estaba constituida por un elemento prominente, de forma redondeada y encajado delante de la proa. Este elemento, llamado beque, correspondía a la evolución del espolón, de estructura análoga en las antiguas galeras de remos. En aquellas, el espolón desempeñaba un papel de extrema importancia: era la principal arma ofensiva de los buques de guerra. Estaba constituido por robustos travesaños de madera y podía tener una punta de metal. Se fijaba con firmeza a la proa e inmediatamente debajo de la línea de agua, o alineado con esta, y provocaba daños gravísimos a los buques enemigos.
En el transcurso de la Edad Media, esta función se abandono de manera gradual: se levantó el espolón sobre la línea de agua, de modo que su carácter ofensivo desapareció y su designación cambió y pasó a llamarse beque. Cuando tuvo lugar la batalla de Lepanto (1571), el espolón de la mayor parte de las galeras ya se encontraba completamente fuera del agua, era más largo, servía como base para maniobras y ornamentos, y ya se denominaba beque.
En los veleros de guerra, el beque se acentuó de manera definitiva alterando de manera progresiva su forma: se diseñó bajo y prominentemente en los galeones hasta inicios del siglo XVII, o se elevó, suavizando sus formas, en los otros tipos de embarcaciones.
Su aspecto se mantuvo inalterado hasta inicios del siglo XIX (ver Imagen 26), conservando solamente la función de sostener los mascarones de proa, como se puede ver en la Imagen 27. A pesar de no desempeñar una función estructural determinante, el conjunto del extremo de proa era bastante complejo debido a la presencia de numerosos elementos decorativos y a la plataforma para el mascarón de proa que, entre otras funciones, servía también para alojar las letrinas para la tripulación (ver Imagen 28).



Imagen 26


Imagen 27


Imagen 28