Arquitectura Naval
miércoles, 6 de abril de 2022
La roda componentes y conexiones
martes, 8 de marzo de 2022
La proa en el sistema continental
lunes, 7 de marzo de 2022
La sobrequilla y la unión de las cuadernas
jueves, 3 de marzo de 2022
La quilla
jueves, 10 de febrero de 2022
Armazón del buque: estructura y uniones
lunes, 7 de febrero de 2022
Equipamiento de un astillero y primeras fases de creación de un buque
Reproducción de un astillero naval del siglo XVII, fotografiada en una exposición de modelismo en Saint-Malo. El esqueleto del buque, listo para ser cubierto por el tablado, se sostiene por una serie de escoras y puntales.
La primera sección que se montaba en el astillero era la quilla (la parte más importante de la estructura principal), compuesta por un número variable de elementos. Para prepararla, se empezaba por posicionar separadamente sobre bloques de soporte un madero que luego se alineaba y se fijaba al siguiente. Esta fase de trabajo no exigía el uso de equipamientos específicos en el astillero; de hecho, cualquier componente de la quilla se podía elevar mediante la fuerza de los brazos y con el auxilio del plano inclinado y de grúas.
Dispositivos de elevación
Para elevar y colocar las piezas más pesadas del esqueleto del buque, como la roda (elemento colocado delante de la quilla y con un peso superior a las tres toneladas), era necesario el uso de grúas, que se montaban cuando el muelle estaba listo.
En los astilleros navales eran muy comunes las plumas de carga simple, es decir, con un único poste (ver Imagen 12), o con dos.
La cabria era un tipo de grúa que se usaba habitualmente en la construcción de los buques de grandes dimensiones. Estaba constituida por dos troncos de conífera (bordones), dispuestos en tijera, con una altura de veinte metros y una base de un metro de diámetro aproximadamente, unidos en el extremo superior por una amarradura llamada "botón a la portuguesa". Los extremos inferiores de los troncos distaban uno del otro cinco o seis metros y se mantenían estables a través de una fijación, la barra de través; los extremos inferiores poseían unos elementos de apoyo, las soleras, que se deslizaban por un canal especial.
Las cabrias, dispuestas a ambos lados del buque en construcción, se fijaban en el suelo con los vientos (cabos tensores), que mantenían las grúas bien ancladas en el terreno, juntas o separadas.
Posteriormente, se fijaba el aparato de izar en las cabrias; en el botón a la portuguesa se colocaba una roldana (sencilla o doble), y de ahí salía la polea.
Un cabo posterior, el amantillo, servía para regular la inclinación de la grúa.
Además de las cabrias, los astilleros podían tener otras máquinas de elevación, como un simple trípode con una polea en la parte superior. Las cabrias podían ser de diversos tipos, como la que se muestra en la ilustración de la derecha en la Imagen 12, la cual se destinaba habitualmente a la instalaciones fijas.
Posicionamiento de la roda
Después de configurar el conjunto de las grúas, se colocaba en el suelo, a lo largo de la quilla, la roda. A continuación se fijaban dos grandes poleas que debían corresponder al centro de gravedad del buque, y dos más en la dirección de la proa del buque.
la roda se izaba por estas poleas con un cabo al cual, eventualmente, se añadían otros de retención, que bajaban hasta el punto de conexión con el extremo anterior de la quilla. Finalmente, se unía provisionalmente la roda a la quilla con estacas. Este conjunto se inmovilizaba con soportes clavados oblicuamente al suelo, las escoras, posicionadas en la parte lateral y en el borde anterior de la estructura de la proa (ver Imagen 13).