Arquitectura Naval

Arquitectura Naval

miércoles, 6 de abril de 2022

La roda componentes y conexiones

 


La sección de la proa, como se comentó con anterioridad, representa una de las partes más complejas del buque, dado que se desarrolla alrededor de una disposición longitudinal compuesta por varios elementos. En el uso tradicional, este conjunto de denomina simplemente roda, en referencia a su componente más importante.
El conjunto de piezas que constituyen la roda desempeña funciones muy importantes; en especial, a él se debe la rigidez estructural de todo el conjunto de la proa. Las Imágenes 23 y 24 muestran dos perspectivas (la vista lateral y la planta) de la estructura de proa de un buque de dos puentes, construidos según el método continental. Si se observa la Imagen 23, se puede apreciar cómo, sobre la disposición longitudinal, se insertan la roda, la contrarroda y la cubierta de la batería. Estos elementos confieren a la proa una forma arqueada, que se acentúa hasta tornarse casi vertical. El conjunto sostiene las curvas corales que, a su vez, sirven de apoyo a las buzardas y a las cuadernas de escobén.
La Imagen 24 muestra como la roda, la contrarroda y la cubierta de la batería tienen un perfil que se estrecha en dirección hacia la proa.
La extrema complejidad constructiva de esta sección exige que cada componente esté firmemente unido a la pieza contigua: la utilización de grandes clavijas permite obtener un conjunto mucho mas sólido. Las líneas discontinuas de la Imagen 23 muestran la posición de las clavijas: se puede verificar cómo, en algunos casos, cada una de ellas atraviesa diversas piezas, exigiendo la realización precisa de los agujeros. Esta misma técnica también se utilizaba para unir las partes extremas de la proa (beque y tajamar), tal como indican las líneas discontinuas del Dibujo VIII.
Los dos dibujos de la Imagen 25, que reproducen los principales elementos de la estructura de proa de dos buques de diferentes épocas, permiten formarse una idea de la complejidad de la proa y, principalmente, de su estructura de soporte. A pesar de que la composición y la forma de cada componente podían variar, el concepto constructivo permanecía inalterable.


Imagen 23



Imagen 24


Imagen 25

martes, 8 de marzo de 2022

La proa en el sistema continental


Reproducción de un buque francés con 74 cañones construidos según el método de modelismo de arsenal, obra del francés Alain Gautier. Resulta evidente la diferencia entre el desarrollo de las cuadernas y la estructura de la proa.

La proa es uno de los elementos más complejos del casco de un buque, debido tanto a exigencias funcionales de la estructura como a ciertas particularidades de su construcción. En cuanto a las primeras, se debe tener en cuenta que la proa es la parte del buque más expuesta a la fuerza del mar: debe resistir el movimiento ondulatorio, garantizando la integridad del casco y al mismo tiempo, debe cortar el mar oponiendo una resistencia relativamente reducida al avance del buque.
Respecto a la construcción, la zona de proa presenta unos criterios diferentes del resto del buque. De hecho, si se considera la estructura longitudinal, se verifica que las cuadernas se colocaban perpendicularmente en relación a la quilla sin embargo, la disposición de la proa impedía que la colocación de las cuadernas siguiera en ángulo recto y exigía una estructura completamente distinta. En el sistema inglés, se utilizaban las llamadas cuadernas reviradas, que formaban un ángulo de amplitud progresivamente menor con relación a la quilla. Estos elementos se posicionaban sobre el relleno (debidamente moldeado) que seguía la curva de la sobrequilla, de la contrarroda y de la roda.
El Dibujo VII muestra un ejemplo del sistema inglés de inicios del siglo XIX, con conexiones de empalme, cajas y espiga. Contrariamente, en el sistema de construcción de buques utilizado en Francia y en el continente europeo, en la zona de la proa ya no se empleaban cuadernas fijas en la quilla, sino un sistema complejo de piezas verticales (buzardas y cuadernas de escobén), oportunamente reforzadas.


La proa en el sistema continental

La Imagen 21 muestra un ejemplo de proa construida según el sistema continental. Se puede observar cómo las cuadernas llegan prácticamente al extremo de la proa, pero terminan allí.
Todas las cuadernas, progresivamente más estrechas, se montaban en ángulo recto en relación a la quilla, a continuación de la cual se situaban otros dos elementos: la roda y el beque.
El espacio entre la cuaderna más próxima a la proa y la roda se rellenaba con gruesas vigas verticales, moldeadas con la forma adecuada.
El esquema era más complejo, pero garantizaba una excepcional robustez estructural, siempre que la selección de la madera y la precisión de los trabajos se realizaran de acuerdo a las reglas.


Imagen 21

Buzardas y cuadernas de escobén

En la construcción naval del siglo XVI las piezas verticales eran, por norma, seis por cada lado. Había doce elementos en total, los cuales fueron designados como "apóstoles", en referencia al numero de discípulos  de Jesucristo. Más tarde, con la evolución de la técnica de la carpintería naval, el numero de componentes verticales varió y se introdujo una diversificación de funciones. En ocasiones, se mantuvo el nombre de "apóstoles" a pesar de no contar con doce piezas; otras veces, se introdujeron denominaciones diferentes. Por razones de claridad. en este Manual se definen como buzardas solamente las dos piezas que flanquean la proa (una a cada lado), mientras que las demás se definen como cuadernas de escobén (ver Imagen 22). Estas últimas deben su nombre a los escobenes, los orificios circulares en la proa por los que pasaban la amarra del ancla. por afinidad, también se llaman cuadernas de escobén los otros elementos verticales, aunque no se relacionen estructuralmente con estos elementos.


Imagen 22

La construcción de la proa

En el sistema continental, las buzardas y cuadernas de escobén eran fijadas entre sí con ejes y clavijas que las traspasaban a lo ancho. 
Estas conexiones, sin embargo, no eran suficientes para garantizar la robustez necesaria, por lo que los elementos que llevaban a cabo esa función era en realidad las "curvas corales" (componentes curvados unidos perpendicularmente a la proa).
Las buzardas y las cuadernas de escobén se apoyaban en las curvas corales, cuya presencia permitía obtener un conjunto excepcionalmente robusto, capaz de resistir incluso las acometidas más violentas.

lunes, 7 de marzo de 2022

La sobrequilla y la unión de las cuadernas

 


Armazón de un modelo de buque en construcción, según la técnica artesanal. La flecha indica la sobrequilla.

Posicionada encima de la quilla, la sobrequilla era uno de los elementos de mayor importancia para la integridad estructural del casco de un buque. Si bien estaba constituida por un número mayor de piezas, se asemejan a la quilla en sus dimensiones (particularmente en las secciones) y en su robustez. La sobrequilla se situaba encima de las cuadernas y su principal función era mantenerlas firmes gracias a los encajes  excavados en su cara inferior (ver Imagen 18, arriba).
A diferencia de la quilla, no era recta: se encorvaba hacia arriba en dirección a proa y a popa, siguiendo la elevación progresiva de las cuadernas a medida que se acercaban a los extremos del casco.
Las piezas que constituían la sobrequilla de una embarcación se ligaban entre sí por medio de juntas (ensambles), a pesar de que, en el casco de las embarcaciones más pequeñas, se podían emplear conexiones sencillas punta con punta, oportunamente reforzadas (ver Imagen 19, A y B). En los buques de grandes dimensiones, la sobrequilla estaba reforzada con dos elementos laterales de la misma longitud y con un refuerzo posterior superior.


Imagen 18


Imagen 19

La unión de las cuadernas

La quilla (llamada espaldar en el sistema inglés) y la sobrequilla servía de elementos de unión inferior y superior de las cuadernas.
A la cuaderna maestra se acoplaban las otras cuadernas (cuya estructura, extremamente compleja, será tratada más adelante) de dos en dos. Las cuadernas, que quedaban una al lado de la otra, no eran totalmente idénticas: presentaban, en concreto, una configuración distinta en el encaje inferior. Por ello, y como se puede ver en la parte inferior de la Imagen 18, también los encajes correspondientes a la quilla tenían que ser diferentes. No eran solo los encajes los que garantizaban las conexiones entre las cuadernas, la quilla y la sobrequilla; esta unión también se aseguraba con un sistema de clavijas y pernos metálicos que, a través de sistemas diversos, fijaban entre sí los distintos elementos (Imagen 19, C y D). El resultado era un conjunto muy robusto y cohesionado.
En la sección central del casco, las cuadernas se encontraban más o menos a la misma altura y en un ángulo idéntico en relación a la quilla. No ocurría lo mismo en dirección de proa y de popa, lo que causaba que las líneas del casco se estrecharan sensiblemente, exigiendo una configuración y una conexión distinta de las de las cuadernas. La parte superior de la Imagen 20 presenta una sección de la proa de un buque construido según el sistema continental: la cuaderna es una pieza entera y encaja en el asiento dispuesto en la roda (o en la contrarroda) de proa. El sistema inglés se ilustra en los dibujos de abajo: en este caso las cuadernas están divididas en dos semicuadernas que se unen lateralmente para rellenar la proa y la popa.

Imagen 20


jueves, 3 de marzo de 2022

La quilla

 


Reproducción de un astillero francés del siglo XVII, de Pierre Rouanne. Se advierte la quilla completa situada sobre las escoras.

La quilla constituye el principal elemento longitudinal estructural del casco. Posicionada en el centro de la carena (la parte sumergida del casco), ocupa totalmente su longitud, desde el codaste hasta la proa.
La quilla propiamente dicha se construía con piezas moldeadas y extraídas de troncos seleccionados, con una sección de 40-50 cm. Para obtener una quilla con la longitud deseada, las piezas se unían mediante un sistema de encajes (ver más adelante) que permitía obtener un conjunto resistente y robusto.
Se agregaban a la quilla otros elementos: debajo se colocaban una falsa quilla o sobrequilla, que se prolongaba a lo largo de toda ella. La falsa quilla cumplía funciones de protección y se componía de elementos relativamente estrechos, unidos entre sí a través de fijaciones escalonadas a lo largo de la quilla.
La quilla también servía de soporte a las cuadernas, los elementos estructurales transversales. En el sistema de construcción utilizado en los astilleros continentales, los encajes para las cuadernas se se hacían directamente sobre la cara superior de la quilla, mientras que el sistema inglés se prefería construir un elemento específico, el espaldar, en el cual se construían los encajes. El espaldar quedaba acoplado a la parte superior de la quilla, y se tomaba la preocupación de disponer de modo asimétrico las líneas de unión. La Imagen 16 muestra los distintos elementos de una quilla realizada según el sistema inglés.
Finalmente, sobre la quilla (o el espaldón, en los buques ingleses) se posicionaba la sobrequilla. También se componía de varias piezas y servía de elemento de cierre de las cuadernas: gracias a los encajes situados en la cara superior de la sobrequilla, las cuadernas se conservaban y se mantenían firmemente en su posición.



Imagen 16

Las uniones de la quilla

Dada la imposibilidad de obtener troncos de árbol con una longitud superior a 6-8 metros, era indispensable adoptar un sistema de fijación entre cada viga que ofreciera la máxima fiabilidad, sobre todo en el caso de las estructuras, como la quilla y la sobrequilla, cuya resistencia era de vital importancia para la integridad del buque.
En la construcción naval de la época que estamos examinando, el tipo de junta más común era la llamada "junta con empalme", que consistía en la superposición de las piezas de las secciones de unión, oportunamente moldeadas en ángulo. El procesamiento de los planes de trabajo era bastante variado y permitía obtener juntas de diversos tipos: en algunos casos, la junta se unía mediante la superposición de dos planos (empalme simple); en otros, las cabezas eran trabajadas con más planos de unión y, en ocasiones, se les agregaban otros elementos (empalme complejo).
La parte superior de la Imagen 17 muestra algunos ejemplos de empalmes utilizados en los astilleros navales desde la segunda mitad del siglo XVI hasta principios del siglo XVIII.
Cabe mencionar que incluso las cabezas de las secciones que se unían con los empalmes podían ir superpuestas (arriba-abajo) o colocadas de lado (derecha-izquierda): en el sistema inglés, por ejemplo, las piezas de la quilla estaban ligadas entre sí (emparejadas) con una junta lateral (ver Imagen 16).
Las juntas de la falsa quilla se disponían de modo que, en caso de impacto contra el fondo, los daños se limitaran a los elementos directamente afectados por la colisión. La parte inferior de la Imagen 17 muestra lo que ocurría en una situación de este tipo: se aprecia que, a pesar del impacto, las secciones que quedaban detrás de aquellas que colisionan con el fondo mantienen su posición.


Imagen 17

El alefriz

A lo largo de cada lado de la quilla discurría una incisión de secciones variables, denominada alefriz. Su realización era una de las operaciones más delicadas de la construcción de un buque, de modo que correspondía al maestro carpintero naval llevarla a cabo. Habitualmente utilizaba para este fin instrumentos construidos por él mismo o que pasaban de maestro a maestro, de generación en generación. El alefriz desempeñaba la función fundamental de servir de encaje para la primera tabla del forro, en la etapa inicial de construcción del casco (es decir, las planchas que componían el revestimiento externo del casco). que quedaba en contacto con la quilla. La mayor dificultad en la ejecución del alefriz se debía tanto al hecho de que este tenía que ser totalmente idéntico en ambos lados de la quilla, como a que era imprescindible que poseyera una sección variable. Efectivamente, para el alefriz era necesario tener en cuenta que el tablado se debía apoyar en las cuadernas, cuyo ángulo variaba de acuerdo con la posición en que se encontraban: en el centro del buque (figura A del Dibujo VI), En la dirección de la proa (figura B) o en la dirección de la popa (figura C). en otras palabras, el encaje del alefriz se tenía que adaptar a fin de permitir posicionar el tablado en ángulos diversos, dependiendo de la sección del casco en cuestión (combés del buque, proa o popa).



 

jueves, 10 de febrero de 2022

Armazón del buque: estructura y uniones

 


En ocasiones, la arquitectura naval presenta algunas afinidades con la anatomía:  es el caso del armazón, que cumple la misma función en un buque que el esqueleto humano. De hecho, el armazón asume la función indispensable de sustentar la estructura del buque; sin él, el casco no tendría la rigidez necesaria para sostenerse ni para soportar las torsiones. La parte longitudinal del armazón (la quilla) es extremadamente delicada e importante: cualquier error de cálculo o de ejecución tendría consecuencias muy graves e irreparables para la integridad del buque.

Composición de proa a popa

El armazón longitudinal comprende el complejo de la quilla, es decir, el conjunto estructural de la popa (codaste y otras piezas) y el de la proa (roda y componentes anexos). en el dibujo IV se ilustra la quilla completa de un buque en construcción.
La Imagen 14 muestra dos quillas completas: una entera (arriba) y otra (abajo) en la que se detallan los elementos que la componen. ambas muestran el sistema inglés de construcción, con las cuadernas (que cruzan la quilla de lado a lado) que se cierran mucho antes del extremo de la proa y de la popa, y los elementos de la contrarroda y del contracodaste. Tal como sucede en la espina dorsal humana, el armazón se compone de muchos elementos más pequeños que se deben entrelazar de modo seguro y resistente. Además de las piezas que forman la quilla, las juntas también son relevantes en el conjunto de proa y de popa; por este motivo, se proyectaron y se adoptaron diversos sistemas específicos para este fin.


Imagen 14

Unión de la roda de proa

Uno de los puntos de conexión más delicados es el que une la quilla con la roda. La proa tiene una estructura extremadamente compleja y articulada; debe ser muy robusta, dado que es la zona del buque que más sufre la embestida de las olas y, a su vez, debe poseer una forma que le permita cortar el mar con eficacia. La parte superior de la Imagen 15 muestra en detalle algunos componentes de la proa unidos a las secciones de la parte delantera de la quilla. Se puede verificar como algunas estructuras (en el caso ilustrado, la roda y el pie de roda), para obtener la máxima robustez, pueden incorporar un elemento de unión y refuerzo en forma de U. En la misma imagen, abajo, se ilustra la unión entre el extremo delantero de la quilla y la primera sección de la roda.
Este tipo de unión se denomina ensambladura, porque los planos de encaje son más de uno, de modo que las uniones resultan mucho más sólidas y capaces de soportar fuerzas provenientes de varias direcciones. La unión se reforzaba aún más con espigones de metal y de madera (clavijas).


Imagen 15

Unión de la quilla en la popa

En la zona de popa (extremo posterior de la quilla) se sitúa la conexión entre la quilla y el codaste. Este elemento se coloca perpendicularmente a la quilla, donde se asienta la estructura de la popa y, por fuera del codaste, se apoya el timón. Por esta razón se trata de un elemento de vital importancia, y su conexión con la quilla debe ser particularmente sólida. Debido al ángulo existente entre la quilla y el codaste, no es posible utilizar el mismo tipo de unión usado en la proa; se emplea el sistema denominado "mallete", con uno hembra ajustado en la quilla y uno macho, en el extremo inferior de la quilla de proa, encajados el uno en el otro.

lunes, 7 de febrero de 2022

Equipamiento de un astillero y primeras fases de creación de un buque

 

Reproducción de un astillero naval del siglo XVII, fotografiada en una exposición de modelismo en Saint-Malo. El esqueleto del buque, listo para ser cubierto por el tablado, se sostiene por una serie de escoras y puntales.


La primera sección que se montaba en el astillero era la quilla (la parte más importante de la estructura principal), compuesta por un número variable de elementos. Para prepararla, se empezaba por posicionar separadamente sobre bloques de soporte un madero que luego se alineaba y se fijaba al siguiente. Esta fase de trabajo no exigía el uso de equipamientos específicos en el astillero; de hecho, cualquier componente de la quilla se podía elevar mediante la fuerza de los brazos y con el auxilio del plano inclinado y de grúas.


Dispositivos de elevación

Para elevar y colocar las piezas más pesadas del esqueleto del buque, como la roda (elemento colocado delante de la quilla y con un peso superior a las tres toneladas), era necesario el uso de grúas, que se montaban cuando el muelle estaba listo.

En los astilleros navales eran muy comunes las plumas de carga simple, es decir, con un único poste (ver Imagen 12), o con dos.

La cabria era un tipo de grúa que se usaba habitualmente en la construcción de los buques de grandes dimensiones. Estaba constituida por dos troncos de conífera (bordones), dispuestos en tijera, con una altura de veinte metros y una base de un metro de diámetro aproximadamente, unidos en el extremo superior por una amarradura llamada "botón a la portuguesa". Los extremos inferiores de los troncos distaban uno del otro cinco o seis metros y se mantenían estables a través de una fijación,  la barra de través; los extremos inferiores poseían unos elementos de apoyo, las soleras, que se deslizaban por un canal especial.

Las cabrias, dispuestas a ambos lados del buque en construcción, se fijaban en el suelo con los vientos (cabos tensores), que mantenían las grúas bien ancladas en el terreno, juntas o separadas.

Posteriormente, se fijaba el aparato de izar en las cabrias; en el botón a la portuguesa se colocaba una roldana (sencilla o doble), y de ahí salía la polea.

Un cabo posterior, el amantillo, servía para regular la inclinación de la grúa.

Además de las cabrias, los astilleros podían tener otras máquinas de elevación, como un simple trípode con una polea en la parte superior. Las cabrias podían ser de diversos tipos, como la que se muestra en la ilustración de la derecha en la Imagen 12, la cual se destinaba habitualmente a la instalaciones fijas.

Imagen 12

Posicionamiento de la roda

Después de configurar el conjunto de las grúas, se colocaba en el suelo, a lo largo de la quilla, la roda. A continuación se fijaban dos grandes poleas que debían corresponder al centro de gravedad del buque, y dos más en la dirección de la proa del buque.

la roda se izaba por estas poleas con un cabo al cual, eventualmente, se añadían otros de retención, que bajaban hasta el punto de conexión con el extremo anterior de la quilla. Finalmente, se unía provisionalmente la roda a la quilla con estacas. Este conjunto se inmovilizaba con soportes clavados oblicuamente al suelo, las escoras, posicionadas en la parte lateral y en el borde anterior de la estructura de la proa (ver Imagen 13).


Imagen 13.

Posicionamiento del panel de popa (parte anterior de la del buque)

los elementos que constituyen el panel de popa, es decir, el conjunto del codaste de la popa y de toda el área de la popa, se debían instalar en la parte posterior de la quilla.
En las proximidades del astillero, se trabajaban y reunían los elementos y, dado que su peso superaba las quince toneladas en los buques de mayor porte, tenían que colocarse con la ayuda de poleas, después d
e ser debidamente reforzados con fijaciones provisionales para evitar el riesgo de rupturas o deformaciones durante el desplazamiento. Cuando estaban próximos a la dársena, se posaba esta estructura en tierra, en el plano y alineada con la quilla. A continuación, se la izaba por medio de las cabrias de carga especiales en la zona de unión con la quilla, la cual quedaba ligada por un encaje especial.
Para elevar la estructura, se utilizaban dos cabrias en cada lado, ligadas al extremo superior del codaste de la popa; a continuación, este se bajaba hasta el punto de conexión de la quilla. Debido a la complejidad de esta estructura y a su considerable peso, resultaba particularmente delicado colocarla en su lugar. Una vez que se unían la quilla, la contraquilla y el codaste, el conjunto era soportado por una docena de escoras.
Después de la colocación de la quilla y de su conexión con la roda y con la popa, la construcción proseguía con las cuadernas que, en su conjunto (el esqueleto del buque), quedaban instaladas y posicionadas procediendo simultáneamente, una vez fijados a la quilla, los elementos individuales de las cuadernas eran soportados por escoras.

Dispositivos de apoyo: las escoras

Mientras se avanzaba en la construcción, los diversos elementos eran mantenidos en su posición mediante escoras de madera.
Los extremos de las escoras quedaban bloqueados en la estructura de apoyo mediante vigas de roble fijadas con tres clavos. Las cabezas de las escoras se cortaban al biés, de modo que se adaptaran a la superficie de la pieza de apoyo. El borde del pico se seccionaba de manera que se adaptara a las vigas. El extremo inferior de las escoras quedaba sobre una zapata, fija en el muelle. En la zapata, detrás del pie de la escora, se fijaba otra viga, que permitía la inserción de otras cuñas, y posibilitaba los pequeños ajustes necesarios en el momento en que se colocaban las piezas de la estructura (ver Imagen 13).

martes, 25 de enero de 2022

Cómo nace un buque: el astillero y la grada


Reproducción de un astillero del siglo XVIII fotografiada en una muestra de modelismo naval en Saint-Malo. Resulta evidente la disposición de todas las estructuras necesarias para la construcción de un buque de línea.

Antes de iniciar la construcción de un buque, era necesario elegir el terreno adecuado donde instalar los materiales de construcción. Este lugar era el astillero propiamente dicho, mientras que con el término "escoras y picaderos" se designaban los elementos de carpintería necesarios para sostener la quilla y, a medida que avanzaba la construcción, todo el volumen del buque. Por extensión, el termino "astillero" pasó a designarse el conjunto de instalaciones necesarias para cualquier construcción, y no solamente para la construcción naval.

El astillero

El terreno elegido para la instalación debía estar cerca del agua y ser suficientemente compacto y sólido para sostener el peso de toda la construcción. Si se sospechaba que la superficie podía ceder,  se excavaba una fosa de entre 10 y 13 metros de ancho; su longitud debía ser un 15% superior a la del buque que se iba a construir. en el fondo de la fosa, se colocaban transversalmente, uno al lado del otro, troncos de roble. Encima de estos se situaban, en perpendicular, unas planchas, que formaban una base sólida donde se apoyaban los soportes necesarios para el astillero. A continuación, se disponían los picaderos, pilas de madera dispuestas de manera que seguían con precisión el perfil de la quilla (ver Imagen 10). Si se estimaba que el terreno elegido era suficientemente sólido, se colocaban directamente las escoras (puntales para soportar las cuadernas en su posición) niveladas para obtener la inclinación necesaria en la botadura y para que también facilitara el trabajo de los artesanos (ver fotografía superior).
El lugar de construcción se orientaba preferiblemente de norte a sur, para que los rayos de sol iluminaran todos los flancos del buque. Se adoptaba este método para evitar que la madera utilizada en la construcción se secara de manera desigual, provocando deformaciones en la estructura y, consecuentemente, asimetrías en los bordes del casco, la denominada torsión, que sin duda perjudicaría el éxito de la construcción. 
También había astilleros hechos de albañilería (ver Imagen 11), más resistentes a las inclemencias, pero con un coste de construcción más elevado.


Imagen 10


Imagen 11

La grada

Los terrenos de los astilleros presentaban una rampa con inclinación de aproximadamente cinco grados, indispensables para la botadura.
Era necesario definir la quilla según el ángulo deseado y, para facilitar el trabajo de los carpinteros navales, era imprescindible colocarla a una determinada altura, en relación con el fondo de la estructura. La inclinación necesaria se obtenía con los picaderos que, en su conjunto, componían la grada.
Los picaderos se formaban con pilas de madera dispuestas en escalones. La longitud de las cuñas variaba según la altura de estas pilas de madera; las cuñas superiores, en contacto con la quilla, medían entre 100 y 130 centímetros y se modelaban para permitir variaciones en la altura, en función del área de contacto (ver Dibujo III). Los travesaños de la base de los picaderos se apoyaban unos en otros y se mantenían juntos mediante una especie de "grapas" metálicas de grandes dimensiones, que se pueden ver en el Dibujo III (abajo), o con una serie de travesaños dispuestos en V, invertidos y reforzados con barras verticales. Estos elementos de fijación y refuerzo eran designados como "celosías".
La altura de los picaderos se calculaba de manera que garantizara que la quilla tuviese una inclinación de cinco grados y fuera colocada aproximadamente a 60 centímetros del fondo de la fosa o de la base del terreno.
En el caso de una grada de albañilería, se efectuaba la inclinación después, en la fase de su construcción, determinando la altura de la fosa, a fin de conceder la comodidad necesaria para el trabajo de los carpinteros navales. La primera operación para la implementación del astillero consistía en la colocación de los picaderos destinados a apoyar la popa (estructura puesta en la parte trasera de la quilla); a continuación, se disponían los demás picaderos a una distancia de entre 190 y 230 centímetros. Por último, la parte situada debajo del extremo de la proa de la quilla estaba formada por una pila de planchas de madera cuadrangulares dispuestas en capas cruzadas.

lunes, 24 de enero de 2022

Secciones principales del buque y líneas de flotación


Sección de una fragata del siglo XVIII con las subdivisiones internas. Modelo expuesto en el Museo Naval de Imperia.

Más allá de las diferencias existentes entre las dimensiones, las tipologías a las que pertenecían y el momento y el lugar de construcción, todos los buques de guerra construidos entre mediados del siglo XVIII y principios del XIX presentan características comunes. sobre todo, si analizamos el casco, es posible reconocer algunas secciones que son típicas de este periodo de construcción naval. La Imagen 7 representa un ejemplo de un buque de guerra de esa época: es un pequeño galeón inglés de mediados del siglo XVII, cortado longitudinalmente para que puedan apreciarse las subdivisiones de los espacios internos, con la respectiva identificación de algunas de las secciones principales.


Imagen 7

Flotación y calado

Para comprender la relación entre las líneas del casco y los espacios del buque, las Imágenes 8 y 9 (ver también la Imagen 6) revelan las medidas principales del casco, haciendo hincapié en la flotación (la capacidad de la embarcación de permanecer parcialmente sumergida y mantener la otra parte por encima de la superficie del agua).
Esta capacidad es, obviamente, un parámetro fundamental para un buque y debe ser calculada por el constructor para definir las condiciones de flotación en cualquier circunstancia, independientemente de la fuerza del viento y del mar. en relación con este factor, el dibujo superior de la Imagen 8 muestra la inclinación máxima de un buque con viento lateral, que debe ser fijada de manera que no entre agua por las troneras de los cañones aunque la nave lleve la carga máxima. Las otras líneas de agua corresponden a los diversos niveles de inmersión del buque con distintas cargas. La parte inferior de la Imagen 8 muestra la sección trasversal en el punto de anchura máxima (en correspondencia con la cuaderna maestra, el elemento estructural transversal de mayor amplitud); destaca la manera en que la línea de flotación y la línea superior del puente quedan más próximas. También la profundidad del calado (la parte sumergida del casco) ayuda a comprender algunas particularidades de las líneas del casco de un buque. En las líneas representadas en la Imagen 9, se observa que la distancia del calado a la popa (calado máximo) es superior a la del calado a la proa (calado mínimo). Esta diferencia se debe al hecho de que la quilla no es equidistante a la línea de flotación, sino que está ligeramente inclinada, de modo que confiere al buque una estructura apoyada en la popa. Esta característica puede ser visible o no ser visible, dependiendo del tipo de embarcación.


Imagen 8


Imagen 9


Imagen 6